martes, 23 de febrero de 2010

Espermatozoide


Nacen por millones, luchan y pelean por vivir, su vida es una gran carrera loca, constante, en pos de su destino, tienen que cumplir una misión, aunque no sepan de que se trata
Muchos llegarán hasta la meta, enorme como un Dios omnipotente, luego morirán porque es la meta, de todo ser que vive en el planeta.
Uno solamente morirá, en brazos de ese Dios que los guiaba, mas nunca sabrá que tras su muerte, sus restos se unirán a esa materia, esa que entre tantos de su especie, lo eligió para fundirse junto a él.
Jamás se enterará que tras su muerte, pasará a otra etapa de existencia, una nueva vida emprenderá, para seguir contra el viento y la marea, sin saber el porqué de su existencia.
Toda su vida luchará, tras un sueño, una meta, una quimera, que recién al final de su existencia, quizás pueda cumplir su cometido.
Igual que aquel ser tan pequeñito, el hombre luchará por existir, sabiendo que algo espera por delante, algo que jamás comprenderá.
Millones de seres morirán, tras haber completado sus anhelos, otros quedarán en el camino sin haber llegado a su vejez, mas uno, entre tantos millones, pasará a otro plano de existencia, solo que jamás se enterará, pues lo hará después de su muerte.
Todo aquel que muera simplemente, devolverá a la tierra con su cuerpo, todo aquello que de la tierra tomó, igual que aquellos seres diminutos que murieron sin haber sido los elegidos.

1 comentario:

  1. muy bueno y original este poema Julio,muy bien construido,te felicito cariños Norma-

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