sábado, 27 de febrero de 2010

Sobre la duna


Cómplice esconde la luna,
tras una nube su faz,
para dejarlos en paz,
besarse sobre una duna.

El mar corea un rumor,
al recostarse en la arena,
el canto de una ballena,
y el murmullo del amor.

Son paisaje y sinfonía,
que los duendes de la noche,
compusieron con derroche,
de celestial sintonía.

Caricias que con premura,
recorren toda la piel,
buscando obtener la miel,
que promete la ternura.

Los dos buscan al instante,
saciar la sed que provoca,
la comunión de una boca,
en la boca de su amante.

Pasión, lujuria y sudor,
ambos parecen fundidos,
como náufragos hundidos,
en los mares del amor.

La flama crece y apura
y entre suspiro y gemido,
el licor, es al fin bebido,
para alcanzar la cordura.

De nuevo sale la luna,
el mar sigue murmurando,
ellos se están arrullando,
allá en la arena, sobre la duna.