martes, 23 de febrero de 2010

Aquel otoño



Era una tarde de otoño, salimos por el parque a caminar, los árboles al
vernos nos tejían, alfombras amarillas al pasar, dejamos a un costado los
cuadernos, charlábamos de cosas del momento, tus besos y el rubor de tus
mejillas, encendían mariposas en mi pecho.
Mirándonos tomados de las manos, pasábamos las horas que robamos, a alguna
clase de filosofía, forjando aquel amor de adolescentes.
Con poco nos sentíamos felices, la dicha consistía en la ilusión, deseos
reprimidos que por nuevos, apenas creímos conocer.
Yo intenté beber la copa con cariño, caricias que insinuaban casi un ruego,
tan tenues como brisa de verano, tus gestos ofrecieron resistencia.
Solo nos besamos y mimamos, corazones dibujados en cuadernos, poemas
inventados al instante y promesas que brotaban desde el alma.
Nunca supe que ha sido de tu vida, seguro hoy peines canas como yo, mas sé
que aquel otoño allá en el parque, con ternura, aún recordarás.

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