viernes, 27 de noviembre de 2009

O t o ñ o


tarde gris que me invita a recordar,
Una tarde similar de hojas secas,
Carita de niña caminabas junto a mí
El viento enredaba tu cabello,
¡Que fría estaba la tarde!
¡Que ardiente nuestro amor!
caminamos por el parque
aquella tarde de otoño
los álamos al vernos nos tejían
Alfombras amarillas al pasar.
Carita de niña, tierna adolescente,
Yo adoraba tu inocencia y tu voz angelical,
El viento tu pelo enmarañaba,
Al igual que nuestras almas que jugaban al amor
Principiantes los dos, adorábamos de veras,
el otoño se hizo primavera
Y se detuvo el tiempo que fue para los dos.
Sentimos que el arroyo conversaba con la brisa
Y entre los árboles del parque
Se escuchaba aquel cantar,
Que entre las hojas y ramas
Venían desde el sausal
El tenue sol se colaba,
Atrevido entre el follaje
Y dibujaba estrellitas que bailaban en tus ojos.
Nuestros cuadernos tirados a un costado de los dos,
Dormitaban sobre el pasto,
mudos testigos de un tiempo
Que inexorablemente pasó.
Te fuiste al llegar la primavera,
Quizás un broto nuevo prendió en tu corazón,
Y aquella boca dulce que solo yo besaba
Quien sabe que dichoso feliz la besará,
Ese otoño que fue para nosotros
Primavera que no volverá
Nos tejió con hojas amarillas
Un manto cálido para la eternidad,
Que llevaremos los dos,
Para abrigar nuestro invierno
estemos con quien estemos,
Y no olvidarnos jamás,
Pues los momentos vividos,
Amores de adolescentes,
Son breves en su momento,
Pues se viven muy deprisa
Pero se quedan grabados
De por vida en nuestras almas
Debido a la intensidad
Con que entregamos el alma.

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