viernes, 27 de noviembre de 2009

Andando

Cada vez me cuesta más sortear indemne los escollos del camino,
Que con monótona frecuencia, va poniéndome el destino al caminar,
Serán los años o la propia monotonía, la que me resta energía,
O tal vez ese lento caminar al no sé dónde, viviendo sin porqué, haciendo cualquier cosa en bien de quien sabe que cosas, pues por más que me empeñe en hacerlo bien, los coros de la gente me reprochan, y aunque me aplaudan los unos, me lo reprochan los otros, y aunque yo no lo quiera, siempre todo es contra mí.
Y al final, ¿a quién le importa? Total respirando igual se vive y al final el destino es siempre igual, aunque no sepa el porqué.
Los sueños que una vez tuve, vaya a saber donde quedaron, sé que hablaban de fe, de amor, justicia y otras pelotudeces, y que por mucho que he luchado jamás las pude encontrar, no sé de su sabor, color o lo que sea, que valga tanto la pena de luchar para conquistar.
Hay de mí si yo soñara en ésta página del tiempo, cuando la gente te juzga sin mirar sin preguntar, solo ven lo que sus ojos, según su estado del alma, les quieran en si mostrar, sin preocuparse de nada.
Nadie quiere conocerte, no le importas a la gente, si te miran a distancia con un poco de atención, es que toman puntería para golpearte mejor, para poderte asestar ese golpe que a la postre, le dé la gloria al final, el que les haga sentir que se mantienen con vida, como no lo lograrán, se volverán contra otro, y otra vez lo harán de nuevo, para volver a golpear, buscando con mucho afán el rumbo de su destino.
Es cierto que no todos, van por el mismo lugar, hay quienes quieren amar, hay quienes lloran a mares, son variados los lugares en donde busca la gente, en la fe, en la esperanza, en el odio de las guerras, en la familia, la patria, en la luz o oscuridad, incluso hablan de dios en mil formas y colores, un dios que los ilumine, que los guíe, que los guíe y aunque lo nombren a coro para nadie es igual.Y aquí voy por mi camino, cada tanto me detengo, miro a mí alrededor, a veces miro hacia atrás y me alegro de mis actos, otras veces los deploro, otras veces me da igual, y por mas que los deplore, o me ufane de ellos, no cambia la situación, el hecho es que son míos, míos son esos colores, con sus grises, con su brillo, con lo que sea que lleven nada los puede cambiar, míos mis actos, mía es la forma y el modo de caminar, de sentir, de perdonar, de pelear con los demás o de decir un “te quiero” y si quisiera cambiar por renegar de mis actos, mío sería el motivo, mas no lo puedo cambiar, y me vuelvo hacia los demás renegando de la gente aunque de veras no quiera, peleo si he de pelear, con la fuerza de un volcán y respondo a todo aquello que me haga vibrar la piel, así amo a mi manera, odio también a mi modo, y según blanquean mis sienes, cada vez mas soy yo mismo, caminando entre las flores, soportando las espinas, en la masa de pasiones que conforman a la vida, entre miedos, sobre alfombras o piedras en el camino, pensando que tal vez fui yo, quien las puso donde están, que la vida es una noria y el principio es el final.

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