La tarde languidecía cuando tomamos la rambla,
en el coche recorrimos lentamente la ciudad,
el sol en el horizonte jugueteaba con colores
mientras lento se escondía a lo lejos en el mar.
No sé que duende tocó los confines de tu mente,
sé que tus dedos jugaban con la piel de mi entrepierna,
yo disfruté tus caricias y detuve el coche en la orilla
y mirándome a los ojos corriste el cierre del jeans.
Con delicada premura procuraste tu deseo,
tu mano envolvió mi sexo y nos fundimos en besos,
luego fuiste hacia el altar y brindaste con tu boca,
el mas placentero abrazo de tu deseo y el mío.
Dejé mi mente volar entre tus suaves caricias,
tu goce incitó mi gozo y me entregue a tus caricias,
mi mente no controlaba las sensaciones vividas
y libaste de mis entrañas el elixir del amor.
Nos quedamos abrazados, nos besamos, suspiramos,
encendí de nuevo el motor y sin planearlo siquiera,
volvimos a nuestro hogar, como dos enamorados,
y nos dejamos llevar por tu deseo y el mío.
en el coche recorrimos lentamente la ciudad,
el sol en el horizonte jugueteaba con colores
mientras lento se escondía a lo lejos en el mar.
No sé que duende tocó los confines de tu mente,
sé que tus dedos jugaban con la piel de mi entrepierna,
yo disfruté tus caricias y detuve el coche en la orilla
y mirándome a los ojos corriste el cierre del jeans.
Con delicada premura procuraste tu deseo,
tu mano envolvió mi sexo y nos fundimos en besos,
luego fuiste hacia el altar y brindaste con tu boca,
el mas placentero abrazo de tu deseo y el mío.
Dejé mi mente volar entre tus suaves caricias,
tu goce incitó mi gozo y me entregue a tus caricias,
mi mente no controlaba las sensaciones vividas
y libaste de mis entrañas el elixir del amor.
Nos quedamos abrazados, nos besamos, suspiramos,
encendí de nuevo el motor y sin planearlo siquiera,
volvimos a nuestro hogar, como dos enamorados,
y nos dejamos llevar por tu deseo y el mío.
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