jueves, 3 de diciembre de 2009

Sabor a ausencia

Tu voz me nombra desde la noche
siento tu piel en la distancia
te veo a los ojos desde mi alma
y estás conmigo desde el ensueño.

Tú eres mi reina, mi amor prohibido
eres el agua que no beberé
la fruta fresca que en el deseo
se vuelve amarga por no beber.

Tu fértil pluma tejió un poema
que cual saeta atinó en mi carne
puñal de besos, promesas muertas
que mis entrañas atravesó.

Ninfa dolida que pena ausencia
halló cobijo en mi corazón
tendió la alfombra de la esperanza
sobre una hoguera que nunca ardió.

Llegaste a mí en la vieja barca
de la poesía y la fantasía
le diste forma a mis sentimientos
y a mis lamentos, alivio eterno.


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