sábado, 21 de noviembre de 2009

Humanidad

Andando en la vía Láctea, como lo hice toda mi vida,
he conocido soles de mil distintos colores
estrellas que ya no existen apagadas por el tiempo
y millones de piedras negras que me cruzan en el cielo
hay un planeta celeste que gira constantemente
en torno a un único sol que le da luz y calor
siempre llamó mi atención la energía que emanaba
el celeste de su brillo cautivaba mis pupilas
es un planeta de agua que rebosaba de vida
y en sus extremos lucía dos copos de suelo blanco
algunos trozos de tierra sobresalían del agua
cubiertas de un manto verde y montañas nacaradas
últimamente lo he visto y me invadió la tristeza
ya no emana la esperanza de sus aguas opacadas
callos grises de cemento reemplazaron los verdes
de aquellas extremidades que cautivaron mi alma
el susurro de la vida que se oía a la distancia
se oye como un lamento de arpas desafinadas
le pregunté a una estrella que siempre estuvo a su vera
y me contó que padece una extraña enfermedad
la llamó humanidad, peste que todo lo empaña
y mata con mucha saña, la fuente que la creó.

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