En las primeras jornadas del hombre sobre la tierra
en una tierra lejana vivió una vez un pastor
quien guiando a sus ovejas por la rivera de un río
vio a una doncella tomando un baño en sus aguas
Cautivado por la mágica belleza de su cuerpo,
quedó prendado al momento, el joven se enamoró,
ella no tuvo fuerzas para esquivar la mirada,
de los ojos como brazas que le encendieron el alma
Las miradas encendidas comulgaron con la carne
se detuvieron las aguas y la brisa, un instante
mientras la magia unía con una cinta de seda
el alma de la doncella con la del joven pastor
Al reaccionar se sintieron locamente enamorados
ella corrió hacia él, él la acunó entre sus brazos
y en un beso tan ardiente como el sol de aquella tarde
sellaron una promesa de amarse hasta la muerte
En el bosque un hechicero que observaba desde las sombras
maldijo con toda el alma el fruto de aquel encuentro
los celos hicieron presa de todos sus sentimientos
y ni bien cayó la noche a sus duendes invocó
En luna la convirtió a la doncella adorada
pegándola como una estampa en el cielo de la noche
en lobo al pastor volvió, para que no la tocara
y lo obligó a devorar las ovejas que cuidaba
Desde aquella noche fría, de amores desencontrados
no bien asoma la luna el lobo clama por ella
su alarido desgarrante crispa la piel de los hombres
mientras la luna cautiva las almas enamoradas.
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